18 de diciembre de 2014

Los Tres Cerditos y el nuevo periodismo


Decir que el periodismo está hoy inmerso en la mayor revolución que ha vivido en muchos años no es descubrir América. Es un diagnóstico tan obvio que es compartido por la inmensa mayoría de los agentes que rodean a esta profesión. Pero las diferencias surgen a la hora de plantear remedios para curar al enfermo.

Básicamente, existen tres recetas. La primera es la táctica del avestruz. Consiste en enterrar la cabeza bajo el suelo y hacer como que el problema no existe. De tal forma que el ejercicio del periodismo sigue los mismos patrones que hace 25 años, con lo cual sus posibilidades de éxito y el tamaño de su audiencia tienden irremisiblemente a cero.

La segunda es proclamar a los cuatro vientos la muerte del periodismo. Una profesión que consideran de otro siglo y que ha sido superada por la tecnología y por el periodismo ciudadano. Básicamente, ¿por qué comprar un periódico o ver la televisión para enterarme de la masacre en Siria si puedo ver en Twitter vídeos colgados en tiempo real por los propios protagonistas de la historia?

La tercera vía, a caballo entre las dos primeras, aboga por subirse al carro de la revolución tecnológica y considerar estos avances una oportunidad única para reinventar la manera de hacer periodismo. Pero, eso sí, manteniendo inalterables los principios éticos y deontológicos inherentes a la profesión. O, dicho de otra manera, poner los avances tecnológicos y las nuevas formas de hacer periodismo al servicio de los ciudadanos para seguir cumpliendo la vieja pero esencial función de controlar al poder y encender la luz allá donde está oscuro para que las cucarachas corran a esconderse.

Normalmente, la primera receta es la “solución” que abrazan los medios de comunicación como reacción a la crisis del sector, mientras que la audiencia opta habitualmente por la segunda ante la falta de respuesta de los medios convencionales a sus demandas. Sólo algunas excepciones contadas se lanzan por la tercera senda, un camino que no se sabe adónde lleva ni las dificultades que esconde, pero que es sin duda la única salida posible del laberinto.

Entre este puñado de audaces destaca el diario británico The Guardian, verdadera vanguardia a la hora de enfocar su actividad en este tiempo de incertidumbre. Puede que pierda mucho dinero y muchos lectores en la aventura, pero tener las ideas claras es hoy en día sinónimo de éxito a medio plazo. Para explicar su actitud, ellos no necesitan un post así de largo. Les basta un breve vídeo sobre cómo cubriría hoy en día The Guardian la historia de los Tres Cerditos. Genial. Disfrutadlo.

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